Patrimonio y Cultura de la Comunidad de Madrid

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La Comunidad de Madrid celebra su festividad el día 2 de mayo, en conmemoración de los actos heroicos que dieron lugar a la Guerra de la Independencia, en 1808. Posee un carácter marcadamente institucional.

Entre los festejos más destacados de la región, destacan los de carácter taurino. La fiesta de los toros en la Comunidad de Madrid está declarada Bien de Interés Cultural.​ La Feria de San Isidro, que se celebra en mayo en la plaza monumental de Las Ventas, es una de las citas de mayor interés del mundo taurino. Por su parte, los encierros de San Sebastián de los Reyes están considerados como los segundos más importantes de España, después de los de San Fermín en Pamplona. Su origen se remonta al siglo XVI.

Alcalá de Henares cuenta con tres fiestas declaradas de Interés Turístico Regional: su Semana Santa, el Don Juan Tenorio y el Octubre Cervantino. Así mismo, cuenta con unas Ferias y Fiestas Populares que se remontan a 1184, las patronales de Los Santos Niños el 5 y 6 de agosto, las patronales de la Virgen del Val el tercer domingo de septiembre, San Antón en enero y Santa Lucía en diciembre.

La ciudad de Madrid alberga una celebración del Orgullo LGTB desde 1978 cuando fue promovido por el Frente de Liberación Homosexual de Castilla con un carácter reivindicativo y recreativo. Es una de las más multitudinarias del mundo, congregando cada año a más de un millón de asistentes.

Las bases de la cocina regional madrileña se sientan en el siglo XVI, cuando el rey Felipe II proclama a Madrid como capital, a partir de dos niveles bien diferenciados: el de la aristocracia y el de las clases populares. Del segundo surge el pastel de liebre, que, pese a su procedencia humilde, se convirtió en uno de los platos más solicitados por la nobleza en los siglos posteriores a la capitalidad.

A partir del siglo XIX, aparecen en la ciudad de Madrid las primeras fondas, casas de comidas y restaurantes modernos (el célebre Lhardy, que aún sigue funcionando, se fundó en 1839), así como cafés y confiterías, que toman el relevo de los antiguos mesones. La apertura de estos establecimientos suaviza las diferencias entre esos dos niveles y empieza a tomar forma lo que hoy en día se entiende como cocina madrileña. De esta época datan platos como el cocido de tres vuelcos (conocido en la actualidad como cocido madrileño), los soldaditos de Pavía, el besugo a la madrileña, el potaje de vigilia o los bartolillos.

En los siglos XX y XXI, la cocina madrileña se suma a las corrientes renovadoras y experimentales de las gastronomías catalana y vasca. En los actuales restaurantes madrileños, conviven los platos más tradicionales y las creaciones más vanguardistas, en diferentes manifestaciones (cocina de autor, cocina de fusión, cocina creativa, etc.), en lo que constituye una de las ofertas restauradoras más cuantiosas, prestigiosas e importantes de España. A ello se añaden los bares, tascas y tabernas, que mantienen en pie la cultura de la tapa, de los populares bocadillos de calamares y de las raciones; y la existencia de numerosos restaurantes internacionales y regionales, especializados en otras cocinas de España

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